El desconocimiento de la
legitimidad del proceso electoral del 20 de mayo por parte de Henri Falcón y el
otro candidato presidencial importante de la oposición, el evangélico Javier
Bertucci, no presagia bien para el nuevo periodo del presidente Maduro. La
consolidación de un bloque moderado dentro de la oposición representado por Falcón
que reconoce la legitimidad del gobierno, hubiera restado influencia a los
partidos radicales de la derecha y significado un mayor grado de estabilidad en
el país al disminuir la polarización.
Maduro necesita
capital político y cierto apoyo desde fuera del movimiento chavista para poder
enfrentar los problemas apremiantes, como la inflación de cuatro dígitos, un
deterioro muy pronunciado en el nivel de vida tanto de los sectores populares
como de la clase media, y una pobre gerencia en la industria petrolera con el
resultado de una baja en la producción.
Dos tareas urgentes se
vislumbran como desafíos de grandes proporciones: la profundización de la lucha
anti-corrupción que empezó en la segunda mitad de 2017con el nombramiento de
Tarek William Saab como Fiscal General; y la necesidad de implementar una
política económica para que los precios de los productos, incluyendo la moneda
extranjera, guarden alguna relación con lo establecido en el mercado y también con
los costos de producción. Los productos y servicios como la gasolina, el gas, y
los boletos del metro de Caracas son casi gratis, mientras que las tarifas
cobradas por la empresa estatal telefónica CANTV no se quedan muy atrás.
Dada la polarización
intensa, medidas gubernamentales audaces y necesarias como estas probablemente
generarán resistencia popular y burocrática que la oposición podría explotar. La
posición hostil de Washington, como también los países vecinos de Venezuela y
la Unión Europea, agrava la volatilidad. En agosto de 2017 el gobierno de Trump prohibió
la compra de bonos del Estado venezolano y la repatriación de las ganancias por
parte de la empresa CITGO ubicada en los EEUU, y luego impidió las
transacciones de la criptomoneda venezolana llamada el Petro.
En febrero de este año
los partidos de la MUD se retiraron de las negociaciones con el gobierno de
Maduro llevadas a cabo en Santo Domingo a pesar de varias concesiones y cierto
optimismo acerca de la posibilidad de un acuerdo. Según Maduro, la decisión se
debió a la presión de Washington. La denuncia por parte de portavoces de
Washington al gobierno de Maduro de ser una tiranía y un Estado narco podría haber
influenciado a la MUD de llamar a la abstención, aún después que el secretario
general de Acción Democrática (AD) Henry Ramos Allup anunció su candidatura
presidencial en enero. Los únicos partidos importantes que terminaron
participando en las elecciones fueron COPEI y el MAS, los cuales apoyaron a
Falcón.
Venezuela Dividida en Tres
El desconocimiento de Falcón
de los resultados del 20 de mayo estaba muy lejos de ser inevitable. Por
cierto, Falcón emergió como un líder nacional cuando reconoció su propia derrota
en las elecciones gubernamentales del 15 de octubre de 2017, en contraste con
la posición asumida por otros candidatos de la oposición ese mismo día. Un
acontecimiento concurrente pareció señalar una grieta irreparable dentro del
bloque de la oposición, que durante las últimas dos décadas había generalmente desconocido
la legitimidad del gobierno de Hugo Chávez y Maduro. Cuatro de los cinco
gobernadores, todos pertenecientes a AD, desobedecieron la orden de su partido
al juramentarse ante la Asamblea Nacional Constituyente (ANC).
Las tensiones y
diferencias marcadas entre la oposición radical y Falcón se manifestaron
durante la campaña. Diosdado Cabello dijo a José Vicente Rangel: “Lo peor que dijeron
acerca de Falcón no lo dijimos nosotros, lo dijo la oposición.” En un ejemplo
de insultos, dos periodistas renombrados a nivel internacional – Andrés
Oppenheimer y Jaime Bayly – llamaron a Falcón un doble “traidor” por haber roto
con Chávez después de ser elegido gobernador de Lara en 2010, y luego haber
roto con Henrique Capriles después de servir como jefe de su campaña en las
elecciones presidenciales en 2013.
Atrás de este conflicto
entre los anti-chavistas, hay un hecho que llama la atención: Políticamente,
Venezuela ahora está dividida en tres campos, no dos – la oposición radical,
los Chavistas y un campo medio que carece de una dirigencia bien organizada.
Este tercer campo firmemente se opone a las protestas tipo guarimba llevadas a cabo en 2014 y 2017 que resultaron en la paralización
del tráfico urbano y violencia callejera. Estos venezolanos están igualmente
opuestos a las sanciones económicas impuestas por los EEUU con el apoyo de la
oposición radical. De acuerdo con la encuestadora Hinterlaces, 71 por ciento de
la población está en desacuerdo con las sanciones internacionales para remover
a Maduro de su cargo. El “terreno medio”, que está especialmente bien definido
sobre el tema de la violencia, fue el espacio ocupado por Falcón durante la
campaña.
En este momento, la
prioridad de Maduro es minimizar los efectos de las sanciones y la resistencia ilegal
a su gobierno con el fin de lograr un grado de estabilidad para poder implementar
reformas económicas difíciles. El día después de las elecciones, Trump, como
fue esperado, emitió una orden ejecutiva que endureció las sanciones
financieras; pero la fuente verdadera de alarma es la posibilidad de un embargo
petrolero que actualmente está siendo estudiado por los Departamentos de Estado
y Hacienda y también el Consejo de Seguridad Nacional. También, el día después
de las elecciones se produjeron disturbios callejeros en varias ciudades,
señalando la posibilidad de una repetición de la guarimba a nivel nacional en un momento en el cual Venezuela está
más aislado internacionalmente que hace un año.
La “Guerra Económica”
El asunto de las sanciones
impuestas sobre Venezuela tiene el potencial de unificar una parte importante
del país y al mismo tiempo aislar a la oposición radical, que apoya esas
medidas. Pero para que eso ocurra, el gobierno tiene que mejorar su estrategia
comunicacional documentando con evidencia bien fundamentada sobre las maneras
en las cuales las sanciones están afectando al país. La retórica de los
chavistas gobernantes tiende a enfatizar la “guerra económica” en abstracto,
sin ir más allá de las consignas y sin presentar información concreta.
Los líderes radicales tajantemente
niegan que las sanciones tengan algo que ver con las dificultades económicas
que aquejan al país, que ellos atribuyen exclusivamente a las políticas erradas
de Maduro y la corrupción. Otros reconocen que las sanciones complican las
cosas para el gobierno, pero alegan que han tenido un efecto “limitado”. Sin
embargo, los errores gubernamentales, por una parte, y las perturbaciones
económicas políticamente motivadas, por otra parte, no son mutuamente
excluyentes.
Hay mucha evidencia
para refutar el alegato de la oposición radical que el impacto de la “guerra
económica” es mínimo. En un artículo en Foreign Policy – durante muchos años
dirigido por Moisés Naím – el principal asesor en política económica de Falcón,
Francisco Rodríguez, planteó que las sanciones han infligido considerable daño.
El señala que las compañías venezolanas como CITGO no han podido “solicitar
crédito de comercio rutinario desde que las sanciones fueron impuestas” y que
esas medidas corren el riesgo de “convertir la actual crisis humanitaria en una
catástrofe humanitaria total”.
De igual o mayor
importancia que las sanciones en sí es el mensaje que las órdenes ejecutivas
emitidas por Obama y Trump transmiten al capital privado. Ninguna empresa
norteamericana puede ignorar la gravedad de una declaración del presidente de
su país que dice que un gobierno extranjero representa “una amenaza
extraordinaria a la seguridad nacional” norteamericana (en las palabras de Obama),
o que alega que está involucrado en el narcotráfico y el lavado de dólares.
Estas declaraciones necesariamente han contribuido a la desinversión, que ha
hecho tanto daño a la economía venezolana.
Similarmente, el
periódico El Miami Herald reveló que el presidente de la Asamblea Nacional y
uno de los líderes de la oposición radical Julio Borges sistemáticamente ha contactado
bancos a nivel mundial para realzar la efectividad de las sanciones impuestas
por los EEUU. Borges advirtió que las instituciones financieras que “están
haciendo negocio con una dictadura que viola los derechos humanos” se
convierten en “cómplice” y que perjudicaría sus “imágenes”, lo que podría ser
interpretado como una amenaza velada.
Uno de los efectos de la campaña de Washington
contra Venezuela es el éxodo empresarial de los años recientes, que incluye a Clorox,
Kimberly-Clark, Ford, Colgate Palmolive, General Mills, y General Motors. Aunque
las compañías echan la culpa al gobierno de Maduro por su decisión, los motivos
políticos y económicos en situaciones de esta naturaleza siempre son mixtos y
difíciles, por no decir imposible, de desglosar. Los chavistas ven al éxodo
como una expresión de la guerra económica. Cuando Kellogg’s cerró sus operaciones en Venezuela pocos días antes
de las elecciones del 20 de mayo, Maduro comentó que los ejecutivos de la
empresa “piensan que la gente se va a asustar” y dejar de votar por él.
El reconocimiento del
problema de la ineficiencia, la corrupción y la gerencia deficiente no debe restar
del reconocimiento que el hostigamiento de Washington ha tenido un gran impacto
sobre la economía venezolana. La industria petrolera es un buen ejemplo. El
Fiscal General Tarek William Saab ha documentado las prácticas no éticas en la
industria, que ha resultado en la detención de numerosos ejecutivos de alto
rango de la empresa estatal PDVSA. Pero la empresa también ha sido víctima de
las sanciones, que afectan sus relaciones con las empresas de servicios
petroleros, como Baker Hughes, Halliburton, Weatherford,
y Schlumberger. Para evitar una relación directa con PDVSA, estas empresas
norteamericanas ahora están trabajando a través de firmas intermediarias que
usan los equipos y el personal de las empresas grandes, mientras que toman una
tajada de las ganancias de Venezuela. Al mismo tiempo, Chevron, que es la única
multinacional petrolera norteamericana importante en Venezuela, se ha abstenido
de hacer inversiones significativas.
Los Moderados versus la Oposición Radical
Después de las
elecciones del 20 de mayo, varios portavoces de la oposición hicieron un
llamado en favor de la unidad de los anti-chavistas. Laidy Gómez, la
gobernadora adeca de Táchira, declaró: “Este no es el momento para culparse unos
a los otros. Tenemos un enemigo en común.” Sin embargo, lograr la unidad no será
fácil dada la profundidad de las diferencias que separan a los que apoyaron la
abstención el 20 de mayo y a los que abogaron por la participación.
Una mirada a las diferencias
arroja luz no solamente a las grietas que separan a los “moderados” de los
“radicales”, sino también las diferencias entre los venezolanos comunes sobre
asuntos principales en la política venezolana. El contraste entre los dos
campos también sugiere la factibilidad de una convergencia o entendimiento,
aunque sea tácito, entre los chavistas y los “moderados” de la oposición, por
lo menos sobre asuntos puntuales.
La abstención versus la
participación. La oposición radical en Venezuela, el
gobierno de Trump y una gran parte de los medios comerciales califican el
proceso electoral venezolano como “fraudulento”, refiriéndose específicamente a
la manipulación en el escrutinio de los votos. La oposición ha usado continuamente el
término “fraude” de forma ligera y poco precisa. Sin embargo, el sistema
electoral venezolano se basa en procedimientos simultáneos manuales y
electrónicos, como también en la auditoría de más de cincuenta por ciento de
los centros de votación. Además, el 20 de mayo, como en las elecciones del pasado,
los representantes de los candidatos de la oposición firmaron las actas que
validan el proceso. Los portavoces de la candidatura de Falcón, conscientes que
el uso del término “fraude” desalentaría la participación electoral, limitaron
sus críticas más que todo al ventajismo, como, por ejemplo, en referencia a las
transmisiones de los medios estatales de comunicación.
Las objeciones de
Falcón el 20 de mayo no fueron enfocadas en la manipulación en el conteo de
votos, sino en la manipulación de los votantes. Falcón apuntó a la violación de
normas electorales, incluyendo prácticas deshonestas en cuanto a la asistencia de
los ancianos e incapacitados en el acto de votar y el hecho que algunos toldos chavistas
conocidos como “puntos rojos” fueron ubicados dentro del perímetro de 200
metros. La única acusación que puede haber alterado significativamente los
resultados fue la promesa a un bono a personas que votaron (aunque el secreto
del voto nunca fue seriamente cuestionado).
No a la impunidad. La oposición radical abiertamente apoya la purga del aparato estatal, supuestamente con
el fin de erradicar la corrupción a todos los niveles. En contraste, la
estrategia de Falcón fue claramente diseñada para ganar el apoyo de los
chavistas descontentos. Falcón se comprometió con decretar la inamovilidad
laboral en la administración pública al mismo tiempo que su partido indicó que
si fuera elegido, consideraría la posibilidad de mantener a Vladimir Padrino
López, como Ministro de Defensa. El anuncio de la posible permanencia de Padrino
López fue posiblemente diseñado para calmar a los oficiales de la FFAA
preocupados por las declaraciones de algunos radicales referentes a la “complicidad”
de los militares y por la posibilidad de una limpieza de la institución.
La vía al poder. La decisión de la oposición radical de llevar
a cabo un boicot electoral refleja su escepticismo acerca de la factibilidad de
lograr sus objetivos, incluyendo las reformas neoliberales estructurales, por
medios electorales. Al comienzo de 2016 cuando una campaña estaba en marcha
para recoger firmas para un referéndum revocatorio, el partido Voluntad Popular,
dirigido por Leopoldo López, abogó por una asamblea constituyente para redactar
una nueva constitución. Los líderes de Voluntad Popular mantenían que la
remoción del presidente y la elección del otro no asegurarían el logro de los
cambios que el país necesitaba.
Subyacente
a la posición de línea dura sobre las elecciones fue la estrategia de deshacer
los cambios implementados por Chávez y su reemplazo con el neoliberalismo
estilo “shock treatment”. La posibilidad de resistencia popular tenaz a los
cambios de esta naturaleza no podía ser descartada. Entre las políticas
contempladas fue la privatización de los sectores básicos de la economía, una
medida que fue prohibida por la constitución vigente. Este esquema, que
implicaba un sacudón y enfrentamientos,
contrastaba con el discurso de Falcón que enfatizaba los cambios
pacíficos y manifestaba preocupación de que el boicot electoral podría conducir
a un desenlace violento.
“La solidaridad internacional”. Falcón y los portavoces de su campaña
expresaron reservas, aunque tímidamente,
acerca del énfasis de la MUD sobre el apoyo internacional para su causa y, con
firmeza, se opusieron a la intervención militar extranjera en Venezuela, mientras
que insinuaban que aquellos dirigentes que promovieron el boicot electoral
dejaron abierta esa opción. En las palabras del líder histórico de COPEI
Eduardo Fernández “La solidaridad de la comunidad
internacional con Venezuela es algo que debemos apreciar, valorar y agradecer.
Pero eso no puede hacernos olvidar que, al final, la solución de los problemas
venezolanos nos corresponde a nosotros, los venezolanos”. Su hijo Pedro
Pablo Fernández, un dirigente nacional copeyano, declaró después de las
elecciones “Nosotros condenamos las restricciones contra la economía, contra Venezuela, porque las sufrimos
todos los venezolanos”.
Las Opciones Limitadas de Maduro
José Vicente Rangel,
quien ha ocupado varias posiciones importantes en el gobierno de Chávez, ha
sido, durante mucho tiempo, el defensor más insistente de la política de
promover un diálogo con sectores de la oposición. (Esta estrategia no obvia
medidas que inspiran y movilizan la base chavista y las clases populares en
general.) Diferencias sobre este asunto se manifiestan en la rivalidad dentro
del Partido Socialista Unido (PSUV) entre las dos corrientes principales encabezadas
por Maduro y Diosdado Cabello, quien representa la línea dura en cuanto a las
relaciones con la oposición. Algunos líderes de la tendencia de Cabello esperaban
que él fuera candidato presidencial del partido, una proposición formulada públicamente
por Francisco Ameliach, ex gobernador de Carabobo. En los meses recientes, la corriente de Maduro
ha sido fortalecida a costa de otras tendencias internas como resultado de la
campaña anti-corrupción acometida por el Fiscal General Tarek William Saab.
La llamada de
Maduro a un diálogo nacional no es nueva. Por cierto, la propuesta data de los
meses de las protestas de guarimba en
2014. Sin embargo, el surgimiento de un nuevo polo dentro del campo de la
oposición como resultado de la candidatura de Falcón realza las posibilidades
que la propuesta surta efecto. Enrique Ochoa Antich,
quien apoyó la candidatura de Falcón, manifestó la voluntad de los
participantes de su campaña de aceptar la propuesta de Maduro. La campaña de
Falcón fue un acto de equilibrio al demostrar a la oposición que no fue blando
en sus críticas al gobierno, y al mismo tiempo tratar de atraer a los chavistas
descontentos. En este momento no está clara la posición que va a asumir Falcón
hacia el chavismo y la oposición radical.
Las formulas
neoliberales presentadas por Falcón, que incluyen las privatizaciones masivas
sin ninguna garantía que no van a abrir las puertas al capital extranjero,
acuerdos con el FMI y la dolarización de la economía, son incompatibles con la
orientación del gobierno en política económica. Pero hay un asunto clave que
puede conducir a un acercamiento entre los dos lados. Si Maduro trata de
vincular la estructura de precios en el país a las condiciones del mercado con
el fin de controlar la inflación desenfrenada, va a necesitar apoyo político y
tal esfuerzo estaría perfectamente compatible con las posiciones de Falcón.
Originalmente publicado en NACLA: Report on the Americas.
Versión en español en Aporrea.org: https://www.aporrea.org/actualidad/a264126.html
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